Poesía

Una Visión •  Yo soy •  Un ideal •  Sensación •  Reflejos
Mi propio ser •  Ilusión de vivir •  Un consejo •  El muro

Cae la hoja, dorada y tostada, al soplo del viento.
Cae lentamente, girando sobre sí
Y en un sólo instante de alegre torbellino
Perdida está, eternamente.

El soplo ha pasado, la hoja ha caído
surge el misterio, poderoso atractivo
el poder de las tinieblas, corola de llamas,
infierno triste y melancólico, es el vendaval.
Ha caído la hoja, el ser ha pasado
Queda el informe montón de componentes
que la más abstracta ciencia sabe discernir
Señala con el dedo, acusa al Creador,
y gimen que la hoja es sólo tierra, carbón y agua
y la hoja caída, cual se suponía,
no es debrillantes ni perlas,
ni brillará sobre su verde colorido
el fresco rocío o el insecto curioso,
y la hoja será sólo eso
materia inerte, sin sentimientos
que sabrá alimentar con su soplo
la gehena de fuego, el infinito mal.

Algo de Mí, p. 6.

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Como una bella mariposa de grandes alas
y brillante colorido
encerrada en una habitación de colosal inmensidad
revoloteando pegada a los cristales
con desesperación,
así es el alma, en el momento de mi pasión.
Afuera, al otro lado de la ventana
está la luz y el calor de un día cualquiera
y la tranquilidad de las cosas más corrientes
la dulce paz de las leyes naturales.
Adentro sólo existe la afilada conciencia de lo prohibido
la lúgubre atmósfera y el frío vitral
que la débil mariposa
por sí sola
jamás podrá romper.
Así soy yo...
Pero no está sola la pequeña mariposa
como no están solas las cosas creadas,
como cree estar sola el alma encerrándose en sí misma.
Luego, existe Dios,
un suave golpecito ¡el vitral está roto!
Así soy yo...

Algo de Mí, p. 16.

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Hay algo lejos, lejos que me atrae
es un soplo, una brisa lejos que tremola
un ideal
Hay algo cerca, cerca que me dice
jamás, jamás, jamás.

Hay veces que en una hoja o en el pasto
creo encontrar la solución
es sólo un verdor, un colorido
algo lejano, intangible.
Un ideal.

Encuentro la emoción de una poesía
en un color, una forma, un pensamiento
cerca, muy cerca del mundo
compadecido de mí.

Pienso, meditando lloro y sonrío
¡es algo tan real!
y sin embargo
todavía no sé lo que es.

Es algo dentro de mí
dentro de mi propio ser
que al ponerme en contacto con la vida
desarrolla mi ilusión
y me puede hacer llorar.

Luego sonreiré, es cosa sabida
por un momento seré feliz
luego, más tarde todavía
seguirá ardiendo en mi pecho
la emoción de una ilusión.

Mas cuando alcance la vida a plenitud
querré morir.
Es todo lo que puedo decir,
y sin embargo, no sé lo que es.

Algo de Mí, p. 34.

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Yo no sé lo que quiero
sólo sé lo que siento,
ese profundo amor
como un grito desesperado
que lucha por brotar entre la carne,
esa visible estimación,
esa misericordia,
esa honda lástima hacia la pena
que no es mía.
¡Cómo se sufre, amando,
el dolor que no es propio,
el pecado que no hemos cometido
y esa horrible sensación
de jamás ser comprendido!
¡Cómo se le desprecia
al que todo lo da, porque ama!
¡Qué de objeciones, qué de reparos!
A veces me encuentro llorando
y no sé por qué no lo comprendo.
Otras me descubro riendo
y ni sé por qué, ni lo entiendo.
Esa extraña sensación
tan dulce...
Porque no sé lo que quiero
ni a lo que aspiro
ni en qué consiste mi ideal.
Sólo sé lo que siento
lo que sufro y río
eso que amo
lo que no es nada y lo es todo
lo que sabe alentar, como un soplo tibio,
la llama de vivir.

Algo de Mí, p. 38.

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Me miro en el espejo
y no me reconozco.
No es mía esa imagen de hombre
que se define en una forma.
Yo no soy ese, yo no soy algo
yo soy un pensamiento
que vuela libre por el radiante espacio
y se agita y se conmueve en un mundo superior.

Sé que también me abato
y sé que en la más simple lucha
suelo caer desde lo alto.
Pero también sé que vuelvo a remontarme
atraído por una fuerza irresistible.
Y es como un brillante rayo,
y yo soy su reflejo;
un reflejo desde un espejo roto,
impuro, sucio y miserable,
pero siempre,
un reflejo.

Algo de Mí, p. 44.

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Yo soy mi muerte y avanzo lentamente
Yo soy la alocada vida
Yo soy algo de este mundo incoherente
Yo soy un ser inexplicable.

Yo soy, del mundo, ruidos extraños
Toso, río, gimo o canto
Yo soy, del cielo, una tierna mirada
Y soy del infierno el humo y las llamas que suben.

Yo soy un ser extraño en un mundo propio
Estoy solo y frente a mí mismo
Me combato ferozmente
Hasta que veo sangrar, de mis entrañas las heridas.

Yo soy orgullo y soy placer
Placer de cuerpos o de suave misticismo
Soy algo nuevo y algo raro
algo eterno de este mundo.

Algo de Mí, p. 54.

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Aspiro a vivir en un mundo aparte,
donde no exista el mal
ni el odio, ni el rencor, ni la pasión.
Un mundo todo azul celeste,
con los brillantes colores y el aroma
de un atardecer en la campiña.
Un mundo nuevo, con las viejas ideas
rebosante de virtudes añejas
cual es añejo el infinito.
Un mundo despreocupado y alegre,temeroso de Dios.
Su confianza en Dios le hará despreocupado,
alegre; con la alegría del Amor,
y temeroso; tal como tiene que ser.
Un mundo nuestro
donde los hombres corran y jueguen
y alboroten como niños
y besen riendo, como una cosa natural
y oigan los sermones, con una tierna sonrisa
como si les hablasen de cosas
que hace mucho que ya saben como son.
Un mundo sin ideas que discutir
porque viva de la única y fija idea,
la amplia y dulce, reconfortante verdad.
En fin, un mundo
donde los hombres acepten
las cosas tal como son.

Algo de Mí, p. 62.

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Largo es el camino
y largo es el penar
del caminante que extiende su mirada
sin ver todavía su final.

Nunca sonreíste más candorosamente
a un mundo de fantásticos sentimientos,
un despliegue de luces y colorines
como si todas las flores de primavera se abrieran
a tus pies, sólo para mirarlas.
Nunca con más ardor formaste
miles de pensamientos a tu antojo
nunca con más calor viviste
impregnada de olores la noche,
ni brillaron más luminosas
las estrellas en tus ojos reflejadas.

Largo es tu camino
largo tu penar,
partido en dos tu ser, sangrante
cabecilla loca y feliz.
sobre tu tumba descansarán las flores ya secas
y un polvillo como de olvido cubrirá la losa,
un nombre sin sentido, grabado en piedra,
contará al mundo lo que nunca fuiste.

Algo de Mí, p. 84.

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Solo, y las estrellas
en el vacío de la noche, solo;
a espaldas del mundo, su luz
refleja tu sombra alargada y negra,
y un vago velo que flota
arrastrando ocultos sentimientos.
En la soledad de tu propio interior no hay paz,
y sin embargo,
el fuego y la sangre, la lucha terrible
esa es Su paz, toda tuya.
Melancólico verás cómo pasan los seres que amas,
y aunque tiendas a ellos tu cuerpo mutilado
un muro invisible te separa para siempre.
Juntos habeis forjado, en tus horas dichosas,
el castillo que te sabe guardar,
de gruesos muros, nunca por ti vistos
más que a ti mismo, por ti amados.
En secreto has escondido la llave profundamente,
y sabes que nunca te atreverás a abrir una brecha,
morirás de asfixia, de dolor vencido,
siempre tras el muro tan querido.

Algo de Mí, p. 92.

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