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“Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”
Rabindranath tagore

Esta frase que he utilizado para comenzar el conversatorio de Wifredo García es una gran definición de quién era y del porqué se inician los homenajes a él en este año en el que se conmemora el vigésimo aniversario de su ida a destiempo, como un homenaje de amor al ser humano, al amigo, y por sobre todo, al artista, al padre de la fotografia dominicana, al maestro, al dador, al genio y en definitiva, al hombre que fue mi padre, Wifredo García.

Cuando el artista es visual, utiliza el sentido que corresponde, la vista, para expresar sentimientos, emociones, anhelos, visiones, enseñanzas y deseos… es su medio de comunicación. En el caso de mi padre, su medio, la fotografia, era su vida; y a ello dedicó todo su afán, lo que fue su vida en este planeta al que llamamos “Tierra”.

De tal forma que verlo sin sus cámaras, sin sus libros, sin sus equipos, sin su arte, era verlo incompleto…. Todos a su alrededor lo sentíamos extraño, como si le faltara el corazón o quizás la respiración.

Todos aquellos personajes que podemos recordar por vivencias, por historia, que han vivido con intensidad, lo han hecho porque se han integrado o se han aunado a los demás de una forma o de otra. Wifredo García, el ser humano, el artista, el maestro, vivió intensamente a través del lente, a través de lo que él llamaba: “la plata”, o sea, la fotografia.

Hablar de Wifredo García para mí resulta un tanto dificil por la gran cantidad de sentimientos envueltos que ello implica. Tengo que presentárselos como padre, como amigo, como profesor, como artista, como ser humano en todas sus facetas… y cada una de ellas me inunda de recuerdos… y me transporta a tantos momentos vividos y compartidos….

Recuerdo a papi (que era como le decíamos sus hijos, otros lo llamaban Freddy, otros Wifredo, y en catalán era Jofre) como un ser sumamente desprendido y generoso, increíblemente inteligente y con una cultura inigualable. Era tímido e introvertido, sencillo y humilde; nos enseñó e inculcó el valor de la familia, la honestidad y el amor….

Español por nacimiento, dominicano por decisión; nació el 15 de junio del 1935. Este domingo que pasó habría cumplido 73 años. Salió de Barcelona en el 1946, de 11 años, cuando ya había terminado la guerra civil española. Estudió Farmacia y Química en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y se graduó con honores. Se especializó en Bromotología en Kansas.

Fue profesor de Química de la UASD del 1962 al 1964, y en la Universidad Católica Madre y Maestra (UCAMAIMA, en aquel entonces) también de Química, del 1964 al 1972. Luego abandonó las clases de Química para sólo dedicarse a las clases de Fotografia, que impartió en la UCAMAIMA, UASD, UNPHU e INTEC.

Se trasladó a Santiago con su familia en el 1964, y fundó la fábrica de alimentos de animales: “Molinos del Yaque”, que luego dejó en las manos de su hermano Eduardo García, para volver a Santo Domingo y dedicarse sólo a la fotografía, que era su gran pasión.

Viene de una familia muy corta. Fue el primogénito de Juan García Mompo y María Domenech de García, y luego, 17 años más tarde, nació su único hermano, Eduardo. Hereda su amor por el arte por ambos lados de la familia. Su padre, Juan García Mompo, era aficionado a la fotografia desde su juventud, y su abuelo José Domenech Busquets fue alumno de Gaudí, y vino al país por primera vez llamado por Monseñor Cáceres para terminar el Palacio Presidencial. Luego, el parque Independencia, el puente Ulises Heraux, la Casa de los Troncos y muchas más que hoy son patrimonio cultural.

Su familia materna se quedó un buen tiempo en el país construyendo e invirtiendo en ingenios y trapiches, pero al llegar el ciclón San Zenón regresaron a España.

A papi siempre le gustó el arte. Primero escribía cuentos y poemas, y además pintaba (muy lindo por cierto). Cuando se lo comunicó a su padre (mi abuelo), éste se horrorizó y le trajo un par de latas de pintura de cal, para que pintara las granjas de Arroyo Hondo. Más tarde, ya en Kansas, se dedicó de lleno a la fotografia.

Mis recuerdos de la niñez no son los comunes y corrientes de todos los niños del mundo. Tienen que ver con el arte, los estudios, la cultura y sobre todo con la fotografia; los viajes por todo el país a pleno sol o al sereno para que papi tomara fotos, donde había que cargarle el equipo que pesaba una tonelada, tanto mis hermanos como yo (Wifre y Rosa); horas de silencio esperando un ave, o la luz perfecta; excursiones a todas las cuevas de la bolita del mundo, donde no se veía ni la punta de la nariz y en donde te sobrecogían oleadas de murciélagos (creo que de ahí viene mi claustrofobia); los viajes al pico Duarte, Constanza, los saltos (todos), los islotes de los buvíes en Monte Cristy, donde nos dejaba un yolero por 4 ó 5 días y luego nos recogía. Sólo había agua de mar, pájaros, arena y sol... Los viajes al sur, al este al oeste, a Samaná, Sánchez, a los parques nacionales... En fin, peinábamos el país.

Las noches interminables ayudando a revelar en el cuarto oscuro, los hala pa'cá, hala pa'llá, de telas y papeles de murales fotográficos monumentales en el cuarto oscuro, donde todos teníamos que ayudar… Las comidas con vino, pues como decía mi bisabuela Rosa: “el agua cría ranas”; los fondues, las paellas… Los viajes por Estados Unidos y Europa, donde las excursiones eran a museos, ballets, monumentos e iglesias, con papi explicándonos sobre pintura, música, teatro... En fin, sobre arte, los musicales en Broadway, las idas por horas interminables a Olden Camera, y tantas otras tiendas en New York.

Los boches cuando yo (que era la más salía del tieto) intentaba participar de las conversaciones y tertulias, y papi me miraba y muy serio decía: “ los niños hablan cuando las gallinas mean, y no lo hacen nunca”… y luego al acostarse iba a mi cama, me besaba y abrazaba pidiéndome perdón por tener esa boca tan dura… (mami era la que daba pelas), que se decía por los corrillos familiares, era herencia catalana…

La niñez de nosotros (mis hermanos y yo) no era pues el común denominador en nuestros grupos de amiguitos. En mi casa había que estudiar, y nuestros paseos estaban divididos en “el monte” o en “museos” …. Y los fines de semana eran para ir a Santo Domingo a estar con abuela. Así como las vacaciones de verano eran en España o la capital, nuestras diversiones se resumían en lo antes dicho: viajes fotográficos, casas de campañas, excursiones, montear, o en su defecto, viajes culturales fuera del país….

Yo personalmente disfrutaba los museos, pero Rosa mi hermana, los detestaba (en ese momento). Era la más pequeña. Imagínense a los 5 años pasarte un día entero en el Louvre, o en El Prado por ejemplo…

Años más tarde, papi compró una casa de veraneo en el Raquet Club en Jarabacoa. Claro, enfrente compró don Danilo Bobadilla; al lado, Patricio Quiñones, y así sucesivamente, un grupo de fotógrafos del momento. En un principio nos encantaba ir, pero luego fuimos creciendo y ya no queríamos, hasta que papi de un tablazo la vendió sin nadie saber (de un pique), con todo adentro: desde cepillos de dientes, fotos, ropa etc. Ahora pienso que era muy impulsivo (como yo)… Nosotros (papi y yo) en mi juventud manteníamos una relación muy estrecha, de mucha complicidad. Creo que porque yo era la hija bohemia, la del gusto por el arte. Salíamos a comprar cosas para la casa, a Casa de Teatro, a reuniones fotográficas, a montar exposiciones, y así sucesivamente. Al punto que en su lecho de muerte él me dictó por completo “El Testamento de plata”, y yo lo copiaba a mano. Yo estaba recién parida de mi última hija que dejaba en Santiago para ir a atender a papi enfermo y ayudar a mami…

Mi hermano Wifre era muy soñador, pero al mismo tiempo, más práctico, y Rosa era la más pequeña, pero la más fuerte de carácter. Dominaba la casa y sacó la inteligencia de papi y su agilidad mental, pero no le gustaba el arte. Sus habilidades en matemáticas y lógica son impresionantes…

Como padre, Wifredo García era fuerte pero amoroso. Como esposo eran muy cómplices y muy unidos, a tal punto que mami y él disfrutaban las mismas cosas. Mami siguió su labor despues de fallecido. Como amigo era honesto y leal, y como artista tenía un talento inigualable rayando en la genialidad. Un ser humano especial..

Y como dice mi frase favorita: “el agradecimiento es la memoria del corazón”, y yo, tu hija, te agradezco, te honro, te amo… como mi padre, como artista, como el padre de la fotografia dominicana y por encima de todo, el ser humano que llevó tu noble alma…. Wifredo García….


Palabras de la Sra. Margarita García en la tertulia "Wifredo García: El ser humano", llevada a cabo el martes 17 de junio del 2008 en el Centro León.


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